miércoles, 2 de diciembre de 2015

El tío Marcos en La casa de los espíritus, de Isabel Allende

Uno de los personajes que más interesantes encuentro de La casa de los espíritus, de Isabel Allende, es el tío Marcos, a pesar de sus breves intervenciones. Es el viajero, el aventurero, el explorador y el idealista. Un inconformista que sueña con un mundo mejor. Ese carácter se lo transmite en parte a Clara, quien hereda de él esas ganas de vivir y esa ilusión que necesitará para las vivencias tan duras que soportará a lo largo de su vida. De su tío Marcos hereda además al fantástico perro Barrabás, con quien comienza y acaba la novela.
El idealismo del tío Marcos se representa de manera simbólica con sus ansias de volar. Marcos asombraba siempre a sus vecinos y lo que más los maravilló a todos fue cuando construyó un aeroplano, un pájaro gigante que parecía un águila, siguiendo las instrucciones de un manual inglés. Montó las piezas y anunció que iba a cruzar la cordillera con el aparato. Su partida fue un día de fiesta, se reunió una gran aglomeración de curiosos ilusionados y escépticos que solo se repetiría con el primer candidato democrático, algo que nos habla de la necesidad de soñar de este pueblo.
Contra todo pronóstico surcó los aires. Cómo pasó mucho tiempo sin saber de él lo dieron por muerto y hasta celebraron un entierro. Sin embargo, regresó vivo y triunfal, aunque a efectos legales era un cadáver. Moriría tiempo después de una peste en uno de sus viajes.
Marcos se inspira para volar en las ideas de Leonardo da Vinci, quien en el siglo XV ideó varias máquinas voladoras mediante la observación de los pájaros. Aunque los aviones diseñados por Da Vinci, técnicamente, eran incapaces de volar, sorprende la minuciosidad y la inventiva con que diseñó sus aparatos, los ornitópteros.
Tendrían que pasar muchos años antes de que volara el primer planeador, fue en 1799 cuando precisamente un inventor inglés, George Cayley, (los planos en que se basaba el tío Marcos eran ingleses) diseñara el primer planeador moderno.
El sueño de volar ha estado siempre presente en el ser humano que desde sus albores ha envidiado a los pájaros. Sin embargo, esta ambición, tradicionalmente, se ha considerado al mismo tiempo un pecado. Esa vanidad de querer parecerse a los dioses fue castigada en el mito de Ícaro, quien tuvo alas pero se quemó por volar demasiado cerca del Sol. Como Ícaro, Marcos acaba cayendo y viendo destrozado su sueño, pero él no se desalienta y volverá a sus expediciones, de las que regresa con Barrabás. Además, Marcos sobrevive a la caída de su aparato volador, aunque todos lo hayan dado por muerto (tal vez de manera premonitoria).
En conclusión, lo que más entrañable me resulta del personaje es ese idealismo que lo lleva incluso a volar y a emprender una aventura tras otra por temerarias que resulten. Representa lo imposible hecho realidad. Gracias a que materializó su sueño de volar muestra a la población entera que es posible superar cualquier obstáculo, que se puede vencer incluso a un enemigo infranqueable. Es un personaje envuelto además por esa magia realista que impregna toda la novela, pues aunque tras sus inventos y viajes haya realidades, también se resuelven de manera mágica e imposible. Creer en el tío Marcos es creer en la magia en su vertiente más ilusionante, maravillosa y luminosa.